jueves, 7 de noviembre de 2013

Open House Barcelona 48h 2013 (parte 2 de 3)

El año pasado no nos metimos en el mogollón, es decir, en el centro-centro de Barcelona. Este año cruzamos los dedos para no encontrarnos con colas interminables de guiris que acudiendo en masa bajo el lema de "¿Dónde va la gente? Donde va Vicente" hicieran los grupos muy masificados. No fue así ni en las mismísimas Ramblas. Allí entramos casi sin querer en el Palau Moja, ya que íbamos disparados hacia el Palau de la Virreina y fue gracias a las pegatinas en el suelo del Open House (sí, sirven) que lo vimos. El tercer edificio ramblero que visitaríamos fue el recién restaurado Teatre Principal, que personalmente no me dijo nada.

Palau Moja a principios del sXX. Esquina de Las Ramblas con Portaferrisa
Empecemos por el Palau Moja. Construido entre 1774-1784 sobre la antigua torre de una de las puertas de las murallas de Barcelona, Portaferrisa, en la época en que la ciudad comienza a extenderse a través de ellas. De estilo neoclásico, la fachada y puerta principal daba a Portaferrisa, ya que por entonces era la calle principal y no la Rambla. El palacio perteneció a los marqueses de Moja hasta que en 1865 muerieron sin descendencia. Se puso entonces a la venta y lo compró un tal Antonio López y López, empresario hecho a sí mismo en Cuba y que de regreso a España invirtió en una empresa naval que negoció con el Gobierno de entonces para llevar tropas y suministros a las zonas de conflictos coloniales. Estuvo en el lugar adecuado en el momento oportuno. Hizo también negocios en las minas de hulla del norte y en el incipiente mercado del ferrocarril, por lo que Alfonso XII al inicio de la Restauración le concedió el título de Marqués de Comillas. Éste ya os suena más.

Alguien intentando captar la belleza rococó desde el suelo
de uno de los salones visitables
El primer Marqués de Comillas (oriundo de Comillas, Cantabria) restauró el palacio a su gusto, con salas muy rococó (que son las pocas que nosotros vimos) e incluso hospedó de vez en cuando a miembros de la realeza cuando estos visitaban la ciudad. Fue de la manera que el recién Marqués obtuvo el trato y favor de la nobleza, ya que si hubiera seguido siendo un burgués por muy rico que hubiese sido, nunca habría podido posicionarse en tan altas esferas.

El edifico, actualmente y después de varios incendios, usos sindicalistas durante la guerra civil, restauraciones, etc son oficinas de Patrimonio del Govern de la Generalitat.



Fachada hipermegafamosa del palau. El retranqueo del edifico respecto
a la calle corresponde al ancho original de las antiguas Ramblas
El edificio al que directamente íbamos a mi me decepcionó bastante. El Palau de la virreina está muy oído, te fijas en él siempre que pasas por delante, pero en cuanto a destacable por lo que puedes ver en la visita no tiene nada.

Se accede por la fachada principal que esta vez si que da a las Ramblas. Portalón ancho y alto, para carruajes, que da acceso a un gran patio, con otro portalón cerrado que da a la Boquería y que de vez en cuanto permanecía abierto para permitir un flujo de gente desde una calle a la otra, cuando se requería. Esta parte baja eran las cocheras y desde allí mediante dos escalitanas de piedra se da acceso a las plantas superiores: la primera la parte noble, la segunda criados y servicio.

Patio interior. Quizás lo más remarcable del Palau visitable

Es curioso que el edificio reciba el nombre de Palacio de la Virreina, pues no se trata ni de un palacio ni en él vivió ninguna virreina. A finales del siglo XVIII volvió de América con una gran fortuna el marqués Manuel Amat i Junyent, que había sido virrey de Perú. Queriendo mostrar suntuosidad se mandó construir un edificio de gran inspiración barroca y rococó. Incluso antes de llegar a Barcelona, desde Perú ya fue dando directrices sobre como lo quería.

Destacan las macetas con detalles frutales que coronan el patio interior, símbolo de opulencia y cantidad. Lo disfrutó poco el Marqués, ya que murió prematuramente y lo heredó su mujer, Maria Francisca de Fiveller. La viuda, la virreina :)